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Ya no nos sorprende tanta desvergüenza.
Estamos acostumbrados al descaro de los personeros de la oligarquía doméstica, sin visión ni compromiso con la Patria, excepto que hablemos de la patria ganadera.
Nos sorprendería que defendieran el derecho a vivir dignamente de los habitantes del Paraje Yahavere.
Nos sorprendería que por una vez, aunque sea por error, nos defendieran de aquellos que desean dominarnos desde el discurso proteccionista de nuestro ambiente.
Nos sorprendería que usaran las tribunas para defender nuestros recursos naturales de aquellos que avasallando los derechos de nuestros pobladores se ungen como adalides paternalistas que nos vienen a defender de nosotros mismos.
Pero no nos sorprenden.
Sabemos quiénes son.
Son los mismos que defendieron la Constitución de Rivadavia proponiendo el voto calificado por la calidad de “Vecino” (propietario).
Los mismos que se negaron a financiar y enviar fondos a San Martín cuando liberaba Latinoamérica.
Los mismos que apoyaron la destrucción de la incipiente manufactura textil por el intercambio librecambista de cueros y carnes con Inglaterra.
Los mismos que fomentaron la entrega del país “bárbaro” a estados más “civilizados”.
Los mismos que financiaron y participaron de la “Campaña del Desierto” (eufemismo de la matanza a gran escala de nuestros hermanos aborígenes).
Los mismos que apoyaron la firma del Préstamo vergonzante con la Baring Brother.
Los mismos que gritaron por Braden.
Los que brindaron por el cáncer.
Los que festejaron la libertadora.
Los mismos que almorzaban con Videla, y respaldan la “honorabilidad” de los torturadores.
Ni una vez, aunque sea por error, estuvieron del lado de la Patria de todos.
Han usado, comercializado, aprovechado, explotado, pero jamás han amado el suelo que pisan. Cómo vamos a pretender que lo defiendan?
Si no dignificaron el trabajo del mensú, cómo podemos anhelar que defiendan los derechos de los débiles de nuestra tierra?
El Pueblo sabe quiénes son ustedes.
Sabe qué hicieron.
Conocemos de qué lado están y por eso siempre nos encontraran en la vereda de enfrente.
En la vereda del que sufre, del que exige respeto, del que corta los alambrados de la injusticia para desalambrar su propia esperanza.
Señores: hablen, digan, vociferen, espoleen!!!
Ya no pueden apagar la voz de los que esperaron sin resignarse, de los que amando tanto han muerto por sus convicciones.
Ese clamor fue escuchado.
El Pueblo hoy tiene un Presidente que lo oye, una política que lo defiende, unos dirigentes que lo respetan.
Ustedes están solos, agonizantes de un individualismo utilitario y servil.
Nosotros, tenemos la edad de la Patria.
Ustedes, el tiempo de las eternas traiciones.
Nosotros, la fuerza del grito que libera.
Ustedes, el rumor de la conspiración desleal.
Nosotros, el Pueblo, el gobierno de la República.
Ustedes, el dolor de ya no ser.


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