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Ante la polémica sobre la pobreza, el subsecretario de Comercialización de la Economía Social admite que existe una situación estructural pero advierte que desde la administración nacional se trabaja para revertirla.
Por Horacio Aranda Gamboa.-
Padre de nueve hijos, el titular del Movimiento Evita y actual funcionario del Ministerio de Desarrollo Social se considera ante todo un militante de las causas populares. Hoy defiende la política social del gobierno kirchnerista.
–En las últimas semanas tanto la Iglesia como la oposición han instalado el tema de la pobreza, ¿por qué cree que sucedió esto?
–Lo importante no es lo que haya dicho la Iglesia o la oposición sino lo que nos muestra la realidad, que es que todavía hay una pobreza estructural en el país que no hemos modificado y creo que el problema principal es que cuando los trabajadores no tienen estabilidad por estar en negro, la pobreza se empieza a transformar en una cuestión estructural y este rebalse inducido que hace el Gobierno no alcanza a mitigarla; entonces tenemos que discutir el fondo del modelo de inclusión.
–¿Se percibe desde el Gobierno un incremento de la pobreza en estos últimos tiempos?
–Todavía tenemos más de un 60% de la clase trabajadora con problemas laborales o con trabajo en negro, no sé si hubo un crecimiento de la pobreza pero lo que si hay es una baja en las expectativas y eso es malo. Este modelo no logró incluir a todos al mercado laboral y por lo tanto ese sector está a merced del mercado.
–Cuando hablan de pobreza, ¿tienen cifras de la misma?
–El modelo neoliberal hasta nos cambió las formas de medir la realidad. El Banco Mundial empezó con un mecanismo que apunta a medir los mercados y no las cifras reales de la pobreza, que es lo que me interesa, el ver como avanzan los trabajadores en la distribución de la torta.
–¿Qué porción de esa torta le toca a los trabajadores?
–Según mediciones del Banco Central, ahora estamos en el 38 o 39 por ciento y según la CTA estaríamos en el 35 por ciento. Hemos subido muchísimo en ese sentido, pero hay que tener en cuenta que en la Argentina los trabajadores en algún momento alcanzaron de un 43 a un 45 por ciento en su participación del PBI y ese es el objetivo que tenemos pero con inclusión y estabilidad, sino tampoco alcanza.
–No me respondió sobre los números de la pobreza…
–Insisto, me preocupan más las cifras de la repartija de la riqueza y ver cómo se la puede distribuir mejor, pero la crisis de mercados pone a la clase trabajadora en situación de inestabilidad o de retroceso y es ahí donde nosotros tenemos que dar certezas.
–¿Qué montos destina el Gobierno a combatirla?
–Voy a dar una cifra que seguro va a ser discutida, pero creo que está arriba de los $30.000 millones. Los gobiernos de Néstor y Cristina han sido maestros en el derrame inducido, en sacar recursos a los que más tienen y distribuirlo entre los que menos tienen.
–¿Cómo se distribuye ese dinero?
–Más de 20.000 millones se destinan a lo que llamo subsidio indirecto de la pobreza; tarifas, transportes y algunos alimentos. Hay otro subsidio directo a la pobreza de 10.000 millones que cubren los planes trabajar, jefas y jefes, las pensiones graciables y los planes de política alimentaría con tarjeta; y unos 3.000 millones se destinan a subsidiar el empleo para que las empresas no despidan y también a la generación de empleos directos con la creación de cooperativas sociales.
–¿Cree que la creación de cooperativas es una solución?
–Si me pregunta a mí, creo que tenemos que sacar recursos de esta economía de mercado y destinarlos hacía otro proceso económico donde generemos empleo y donde otro de los objetivos sea el de igualar al compañero que está en la economía popular dignificándolo y acercarlo a la economía formal. Los procesos políticos se hacen estables cuando hay un proceso económico estable.
–En La Quiaca el cura Olmedo se crucificó porque dijo que no reciben ayuda de parte del Gobierno nacional ni del provincial. ¿Por qué cree que pasa eso?
–Si hay pobreza en un barrio es porque hay un modelo económico local que la genera y destruye empleos, y no podemos emparchar lo que otro va destruyendo. Yo respeto tanto a Olmedo como a las organizaciones sociales y respeto que la gente pelee porque las cosas se consiguen de esa manera. En Jujuy hay una capacidad de organizaciones sociales monstruosa y es la provincia que tiene más cooperativas de los programas nacionales porque hay mucha organización.
–¿Piensa que es errónea la percepción de Olmedo?
–No, esa es la gran deuda que tenemos y la que hay que resolver pero no de la manera en que platea la oposición, que es volviendo a las políticas neoliberales.
–¿Cree que hubo intencionalidad de Bergoglio y Casaretto al hablar de la pobreza?
–Sí, yo pensé eso y enseguida lo llamé. Nosotros queremos trabajar con la Iglesia y le hice ese plateo y él estuvo de acuerdo, pero lo queremos hacer en la dirección de resolver los problemas de fondo, definiendo cuál es el modelo de país que queremos y cómo hacemos para que todos los compañeros –el 60% de la clase trabajadora– sea incluida, porque tarde o temprano los que están afuera van a venir por los que están adentro y no se puede mantener esa situación.
–¿Se ha pensado en alguna otra medida para tratar la pobreza?
–Se está trabajando en todo este ministerio para solucionar el tema del trabajo y la inclusión, una tarea pendiente que hay que hacer bien. Hay que corregir los errores que hayamos cometidos. Ahora, si nos quieren torcer de la dirección en la que vamos no lo van a lograr, porque estamos convencidos de ella y no la vamos a dejar aunque vengan degollando.